Un cambio radical en la obra de Henri Matisse. Experimentos modernistas

Pedro da Cruz

Conocido por haber sido la figura alrededor de la que en 1905 se nuclearon los artistas llamados fauvistas, Henri Matisse (1869-1954) comenzó poco después a realizar una serie de pinturas en las que combinó una rica gama de colores con arabescos lineales. Pero hacia 1912 varió radicalmente su arte. Este nuevo período duró de 1913 (cuando regresó de su último viaje a Marruecos) a 1917, cuando dejó París para radicarse en Niza. Allí redujo a lo esencial la expresión de los elementos plásticos.

    Este es el tema de la exposición “Matisse: Radical Invention 1913-1917”, organizada conjuntamente por The Art Institute of Chicago y The Museum of Modern Art de Nueva York, a cuyos acervos pertenecen dos de las obras más importantes de la muestra: Bañistas en el río (1909-17) y Los marrocanos (1915-16) respectivamente.

    Durante ese período Matisse usó una combinación de técnicas específicas de la pintura, la escultura, la gráfica y el dibujo. El uso de estructuras geométricas, así como una paleta basada en negros y grises, marcan el periodo más desafiante y experimental de la larga carrera del pintor. 

ENTRE LAS FIERAS. Matisse nació en una pequeña localidad del norte de Francia, en el seno de una familia dedicada al comercio. En 1891 se trasladó a París, donde asistió a cursos en la Academia Julián. Un año más tarde ingresó en la Escuela de Bellas Artes, en la que fue alumno del pintor simbolista Gustave Moreau, y compañero de Albert Marquet y Georges Rouault, dos de los futuros integrantes del grupo fauvista.

    En 1905, en parte inspirado en las obras de Paul Cézanne, Matisse creo una serie de obras en las que el color fue aplicado de manera expresiva, entre otras Mujer con sombrero y Lujo, calma y voluptuosidad, en la que usó una técnica similar al puntillismo. Ese mismo año surgió el primer movimiento modernista, cuando doce artistas de tendencia colorista expusieron juntos en el Salón de Otoño. Al ver entre los cuadros de colores violentos una pequeña escultura de Marquet en estilo florentino, el crítico de arte Louis Vauxcelles escribió irónicamente que en la exposición se podía ver a “Donatello parmi les fauves” (Donatello entre las fieras), razón por la que desde entonces se denominó fauvismo al nuevo movimiento liderado por Matisse.

    Sólo un año más tarde, Matisse introdujo ciertos cambios en la forma de componer y en el tratamiento del color, lo que es notable en Alegría de vivir, una obra de carácter planista en la que figuras humanas fueron delineadas con marcados contornos sobre un fondo en el que dominan matices de ocre y amarillo. La tendencia a combinar una composición lineal con colores planos fue acentuada en El lujo (I) y El lujo (II), ambas de 1907, primeras obras de la que serían consideradas como parte de una nueva etapa en el arte de Matisse. 

Espalda (I), 1909

LUEGO DEL FAUVISMO. Las obras que realizó entre 1907 y 1911 se diferencian de las del periodo fauvista por sus innovadores planteos plásticos. En esa época Matisse trabajó sobre un mismo motivo en diferentes técnicas, lo que enriqueció los resultados de la búsqueda. Es el caso del motivo consistente en una mujer desnuda reclinada con un brazo en alto, realizado como pintura y escultura en Desnudo azul (Memoria de Biskra) y Desnudo reclinado (Aurora) respectivamente, ambas de 1907.

    Un nuevo elemento incorporado en esta época es el arabesco. Imitando patrones de tapices, biombos, papeles de pared y alfombras, los elementos decorativos cubren gran parte de la superficie de la obra, en las que el efecto de profundidad es muy limitado, al reducirse la composición a prácticamente un solo plano. En Armonía en rojo (El cuarto rojo) de 1908, la mesa con un mantel rojo se funde con la pared roja, ya que ambas superficies están decoradas con arabescos similares. La única interrupción en el plano es la abertura de una ventana, a través de la que se ve parte de un paisaje.

    Matisse también estableció entonces una nueva forma de trabajo al plantear obras, o series de obras, de gran formato con las que trabajaría durante varios años, tanto volviendo a la misma obra durante distintas etapas, como haciendo nuevas versiones de un mismo motivo.

Música, 1910

    El primer caso es el de Bañistas en el río, una enorme tela de 260 x 392 centímetros comenzada en 1909, retomada y cambiada en seis ocasiones durante los ocho años posteriores, hasta quedar terminada en 1917. El proceso de trabajo puede ser seguido gracias a bocetos y fotografías (completados con recientes análisis de rayos x) que permiten estudiar las innumerables variaciones realizadas en la obra antes de alcanzar la versión final.  

    Un desnudo femenino de espaldas es el motivo de una serie de relieves en gran formato del que Matisse realizó varias versiones entre 1908 y 1931. La primera versión de Espalda (I) fue realizada en barro, pero las medidas no son conocidas debido a que la obra desapareció. La segunda versión, en un formato de cerca de 190 x 110 centímetros, la realizó en yeso en 1909, y sería fundida en bronce recién cuarenta años más tarde.

    Dos obras monumentales muy representativas del arte de Matisse de esa época son las que realizó en 1910 por encargo del comerciante ruso Sergej Sjtjukin, coleccionista de arte moderno, para decorar el espacio de la escalera de su villa, en la que atesoraba, entre otras, obras de Monet, Gauguin y cincuenta trabajos de Picasso. Los motivos son figuras humanas de color naranja sobre un fondo plano en azul y verde: en Danza cinco figuras bailan en círculo tomadas de las manos, mientras que en Música dos personajes tocan un violín y una flauta acompañados por tres figuras que cantan.

    En 1911 Matisse pintó una serie de obras con el interior de su taller como motivo, con profusión de elementos decorativos sobre objetos y paredes, que incluso muestran pequeñas versiones de algunas de sus pinturas más recientes. La sucesión de El estudio rosado, Interior con berenjenas y El estudio rojo muestra una tendencia al planismo, a la supresión del espacio, que en el último caso está prácticamente limitado a un plano rojo con objetos marcados sólo con líneas blancas.   

Vista de Notre Dame, 1914

CAMBIO DE ORIENTACIÓN. La etapa de experimentación más radical comenzó en 1913, cuando Matisse sentó las bases para el arte que iba a practicar durante los años siguientes. Compuso sus obras con menos elementos y menor profusión de elementos decorativos, pintando en cambio grandes planos de color en grises y celestes. En algunos casos las obras tienden a lo no figurativo, aunque Matisse nunca abandonó completamente las referencias a la realidad.

    Ese año realizó Retrato de Madame Matisse, de carácter completamente diferente al de los retratos de su esposa que había pintado durante su periodo fauvista en 1905, en uno de los cuales, Madame Matisse (La línea verde), incluso pintó una zona verde vertical marcando la forma de la nariz. En el nuevo retrato el artista pintó un rostro totalmente blanco, con los rasgos y los ojos marcados sólo con líneas y formas negras, muy similar a una máscara de la cultura Shira-Punu de Gabón en África Occidental. El interés de Matisse por máscaras similares se remontaba a 1905, cuando comenzó a coleccionar objetos africanos luego de que lo hicieran sus colegas fauvistas Maurice Vlaminck y André Derain.

    Matisse continuó trabajando con las obras en gran formato que había comenzado unos años antes. Realizó Espalda (II) en yeso, un relieve de aproximadamente 190 x 120 centímetros que trabajó con lima, y que fue fundido en bronce en 1956. Retomó la obra Bañistas en el río, de la que había pintado el segundo estadio en 1909-10, poco después de comenzada. Durante el año 1913 pintó los estadios tercero y cuarto, realizando numerosos cambios en la disposición y la forma de las figuras, aunque mantuvo la composición con bandas verticales y la gama en blancos, grises y negros.

    La nueva orientación es notable en la pintura Vista de Notre Dame (1914), especialmente si se la compara con una obra con el mismo motivo que Matisse había pintado doce años antes. Desde su taller, ubicado en la orilla izquierda en el 19 quai Saint-Michel, tenía una magnífica vista sobre el Sena y la isla de la Cité. En Notre Dame al atardecer (1902), anterior a su periodo fauvista, el motivo fue pintado de manera tradicional, mientras que en la nueva versión domina un gran plano en grises y azules, con los muelles y un puente sugeridos solamente por líneas negras, mientras que la iglesia está representada por una forma rectangular con toques de blanco y ocre. Un planteo similar, un motivo central sobre grandes planos neutros, se repite en obras como Tulipanes y Mujer en una silla alta, ambas de 1914. 

 

Bañistas en el río, 1917

 

 

ARTE EXPERIMENTAL. Durante los dos años siguientes Matisse realizó una serie de obras en la línea de las que había hecho en 1914. Pecera y paleta (1915) fue compuesta con tres áreas verticales, de la misma forma que Bañistas en el río, con un área central oscura que representa el interior del espacio representado, donde se ve la pecera, mientras que a los lados áreas más claras muestran arabescos negros, reminiscencias del hierro forjado de un balcón. En La conversación (1916) un hombre parado, representado casi como una forma geométrica, habla con una mujer sentada, separados por una ventana sobre un fondo neutro de tonos grises. La lección de piano (1916) también muestra un mínimo de elementos: dos grandes planos en celeste y gris, dos franjas verticales en gris claro y rosa, y en una esquina la pequeña cabeza del alumno detrás de un piano.

    Otra de las obras con la que Matisse trabajó durante varios años fue Los marrocanos, de la que ya había realizado el primer y segundo estadio como bocetos en 1912 y 1913 respectivamente. Continuó el proceso con un tercer estadio en 1915, para finalmente llegar al estadio final al año siguiente. El resultado es una suerte de paisaje urbano, edificios con balcones y una cúpula, y un grupo de personajes orando, todo tratado con un lenguaje plástico en el que la mayoría de los elementos son circulares, ubicados sobre dos grandes planos, uno negro y otro ocre.

    También en 1916 realizó Espalda (III), una nueva versión de los relieves realizados en yeso y luego fundidos en bronce. Ese mismo año continuó el trabajo con Bañistas en el río, la que finalizó durante su sexto estadio en 1917 con la integración de verdes y rosas al planteo inicial en blanco y negro. Considerada una de las principales obras de Matisse, es también ejemplo de los más radicales experimentos plásticos emprendidas por el artista.

UNA LARGA CARRERA. El cambio de entorno, de París al paisaje mediterráneo de Niza, que coincidió con el clima de optimismo surgido al fin de la Primera Guerra Mundial, marca una inflexión en el arte de Matisse, cuya fructífera carrera se iba a continuar desarrollando durante casi cuatro décadas más.

    La figura femenina fue desde siempre uno de los motivos favoritos de Matisse. Realizó innumerables dibujos con rostros de mujer, con una línea muy simple que solo marca los rasgos más importantes, los que por su aire poético se contarían entre los preferidos del público. El tema femenino, combinado con el exotismo de Oriente, reapareció en una serie de pinturas con motivos de odaliscas recostadas, cuyas vestimentas y textiles del entorno permitieron al artista volver a dar rienda suelta a su interés por lo ornamental. Entre innumerables pinturas con esas características se destacan Odalisca con pantalones rojos (1922) y Odalisca con magnolia (1924).

    El tema del desnudo fue retomado con fuerza durante la década siguiente en una serie de grandes desnudos femeninos reclinados, con figuras muy planas en matices rosados, como es el caso de Desnudo recostado (1936).

    Los elementos decorativos también son dominantes en algunas de las obras de Matisse de fines de los años 30. Entre las más conocidas se cuentan La música (1939) y La blusa rumana (1940), con dos mujeres que tocan la guitarra y leen una partitura sobre un fondo de frondosa vegetación y una mujer con una blusa bordada inspirada en el arte popular del este de Europa respectivamente. Unos años más tarde Matisse se embarcó en un proyecto de arte público cuando diseñó vitrales y creó dibujos lineales con motivos de la Virgen del Rosario y el Via Crucis (luego realizados sobre azulejos) para la Capilla del Rosario que la orden de los dominicos construyó en Vence, cerca de donde vivía el pintor.

    Durante sus últimos años Henri Matisse estuvo impedido de pintar debido a problemas de salud. En cambio trabajó con la técnica llamada papiers découpés (papeles recortados), un tipo de collage basado en papeles pintados con colores planos que luego son recortados para obtener los elementos que conforman la obra. Su obra más conocida de este periodo es el álbum Jazz, con motivos relacionados a ese estilo musical acompañados de un texto escrito por el artista. Otros de los collages muestran elementos de carácter orgánico, inspirados en las plantas de su taller, así como motivos relacionados a las culturas de Oceanía.

    Los entusiastas de Matisse afirman que fue el mejor pintor del siglo XX, aunque otra corriente de opinión considera que ese puede ser el caso, pero que Picasso fue en cambio el mejor artista de su época.

El catálogo

Un grupo de autores y curadores investigaron detenidamente la evolución del arte de Matisse, lo que se ve reflejado en el lujoso catálogo que acompaña la muestra. Allí, el capítulo “Definiendo un nuevo arte”, sobre la obra creada por Matisse entre 1907 y 1913, sirve como introducción al análisis de las obras creadas en París hasta 1917. Los años 1913-14 son estudiados en el capítulo “Cambio de dirección”, mientras que los años restantes son el tema del capítulo “Arte como experimento”. El análisis no se limita a los aspectos formales, que el propio Matisse definió como resultado de “los métodos de construcción moderna”, sino que también es estudiada la naturaleza física de varias de las obras que forman parte de la exposición, incluso con resultados de análisis de estudios de rayos X que muestran cómo el artista trabajó con las pinturas como si fueran esculturas, raspando e incluso modelando las capas de material durante distintas etapas.

El País Cultural. No. 1088, 8 de octubre de 2010, Montevideo, Uruguay.

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2 respuestas a Un cambio radical en la obra de Henri Matisse. Experimentos modernistas

  1. Kathee dijo:

    Hola! 🙂 me parece muy interesante este artista…y queria hacer una pregunta, cual era la tecnica favorita de Matisse? tengo la idea de que puede ser el oleo, pero me gustaria saber si es asi? … y tambien me preguntaba si su obra «La Musica y La Danza» esta realizada con oleo? :O
    Espero tu respuesta
    Gracias! 😀

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