Pedro da Cruz
El Centro Cultural de España exhibe obras de fotógrafos españoles y latinoamericanos que han buscado generar nuevos modelos de representación, capaces de hacer destacar sus imágenes entre millones.
La exposición Laberinto de miradas es un proyecto de Casa América Catalunya y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Claudi Carreras, su curador, escribió sobre el papel de la imagen fotográfica: “En la actualidad, la imagen ha tomado un papel predominante en nuestra cultura y se fotografía más que nunca; paradójicamente, esta imagen fotográfica se ha trivializado y cada vez es más difícil acceder a trabajos que generen reflexión.”
Una característica de una mayoría de las fotografías expuestas es que la violencia no está presente de forma directa, sino que se muestra de forma latente, como consecuencia de comportamientos humanos violentos. Temas candentes como los de la seguridad pública y el hacinamiento en las cárceles, así como el de la exhumación de restos de víctimas de distintos regímenes, conforman el hilo conductor que relaciona hechos acontecidos en diferentes países durante las últimas décadas.
Las consecuencias de la inseguridad, expresado en el uso de dispositivos de seguridad, es el tema de las fotografías de Sebastián Friedman, que en la serie Segurísimos muestra a familias argentinas detrás de rejas y rodeadas de perros. Tema similar es el de las obras de Ananké Asseff, que en la serie Potencial muestra fotografías en gran formato a hombres y mujeres empuñando revólveres y pistolas. El hecho de que esas personas estén en entornos hogareños, de clase media y alta, produce un efecto chocante, que no se lograría mostrando individuos marginales armados. Jóvenes traficantes de drogas exhibiendo sus armas en San Pablo es el motivo de Joâo Wainer, escenas que recuerdan a los films Ciudad de Dios y Tropa de elite.
Diego Levy eligió Medellín. Rastros de sangre del cuerpo de un joven asesinado, del que sólo se ven los pies, mientras el motivo central es la sangre que surge. El Colectivo MR, apunta al 13 de diciembre de 1984, a la matanza en Putis (Perú), con una composición formada por fotografías de prendas de vestir de adultos y niños, víctimas de una matanza de campesinos en 1984, y cuyos restos fueron exhumados en 2008.
La variación de temas y contextos va más allá de lo actual, ya que también se extiende a la memoria histórica, desde la serie de Clemente Bernad sobre el descubrimiento en 2004 de restos de víctimas de la Guerra Civil Española, a los Guerreros, compuesta por ex combatientes bolivianos de la Guerra del Chaco, entre 1932 y 1935, captados por Patricio Crooker.
La violencia también está registrada en el entorno familiar, por ejemplo en las obras de Sandra Sebastián, en una de las que Manuel, un niño de cuatro años, juega entre armas con sus hermanos en una vivienda de un barrio marginal de Ciudad de Guatemala. Otra forma de violencia es por ejemplo la situación de los reclusos en las cárceles. Jorge Sáenz muestra una impactante serie sobre presos en Paraguay, para los que la única forma de protesta posible, es coserse los párpados y los labios.
Las intervenciones agresivas del entorno geográfico son también una forma de violencia: uno de los aspectos de la serie Oleoducto, son las fotografías tomadas por María Teresa Ponce a lo largo del oleoducto que une la Amazonia con los puertos ecuatorianos. El motivo de una de las obras es un mono trepado sobre una serie de cañerías, que con cara asustada mira directamente a la cámara.
El País. 23 de diciembre de 2009, Montevideo, Uruguay.