Álvaro Siza en Brasil. Estética y tecnología

Pedro da Cruz
El campo de la arquitectura, el diseño y la construcción de salas de exhibición y museos de arte ha ido adquiriendo una creciente importancia durante las últimas décadas. Un terreno complejo, con renovadas exigencias a nivel técnico, que ha reflejado los cambios ocurridos en el mundo contemporáneo. Hacia mediados del siglo XX hubo una consolidación del estilo modernista, con la construcción de museos como el Museo Guggenheim de Nueva York (Frank Lloyd Wright, 1959). Una marcada inflexión en el desarrollo de la arquitectura museística fue notoria hacia fines de los 70, con la inauguración del Centro Pompidou (Renzo Piano y Richard Rogers, 1977) en París y el proyecto para la Neue Staatsgalerie (James Stirling, 1977-84) en Stuttgart.
  Éste último museo fue considerado una “relectura” del paradigma estilístico establecido por Karl Friedrich Schinkel con la construcción del Altes Museum en Berlín en 1823. La apropiación y reformulación de elementos de la arquitectura neoclásica fue un rasgo típico de la entonces emergente arquitectura posmoderna. Simultáneamente se desató una discusión sobre la tendencia a dar preponderancia a la forma – museos “esculturales” – en detrimento de los aspectos funcionales. Discusión que se reavivó con la construcción del espectacular Museo Guggenheim de Bilbao (Frank Gehry, 1997).
  Uno de los arquitectos cuya obra forma parte de las principales tendencias de la arquitectura contemporánea, destacado por la construcción de nuevos museos, es el portugués Álvaro Siza (1933), quién recibió el Premio Pritzker, el más importante premio internacional de arquitectura, en 1992. También fue destacado con el León de Oro en la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2002 por el proyecto del Museo Camargo en Porto Alegre.
  El Museo Camargo fue inaugurado en mayo del año pasado. Recientemente la Fundación Iberê Camargo ha publicado Iberê Camargo Foundation. Álvaro Siza, libro que sirve de introducción a la obra de Siza hasta la actualidad, pero que fundamentalmente documenta y analiza, por medio de textos y un rico material gráfico, todo el proceso de proyección y construcción de la nueva sede del museo.

Museo Camargo, Porto Alegre. Foto Fábio Del Re

HERENCIA MODERNISTA. Siza comenzó su carrera con la construcción del Restaurante Boa Nova (1958) y las Piscinas oceánicas (1966) en Leça da Palmeira, en las afueras de Matosinhos, su ciudad natal en el norte de Portugal.
  En un comienzo la arquitectura de Siza mostró una fuerte influencia de la obra de arquitectos modernistas como Adolf Loos – quién afirmó que “el ornamento es un crimen” -, como Le Corbusier, creador de volúmenes blancos con rampas y techos planos, y también como el brasileño Oscar Niemeyer. Otras vertientes posteriores de su pensamiento fueron la tradición arquitectónica portuguesa y la interacción con la obra de colegas contemporáneos como Aldo Rossi y Renzo Piano, precursores de la arquitectura considerada posmoderna.
  Entre los primeros proyectos que Siza realizó fuera de Portugal se destaca el complejo residencial con elementos posmodernos en Schlesisches Tor (1988) en Berlín, conocido como Bonjour Tristesse, ya que en la fachada del edificio, junto a una pequeña ventana, fue grabado el título de la famosa novela de Françoise Sagan.
  Una serie de proyectos realizados a partir de comienzos de los 90, y la obtención del Premio Pritzker, dieron a la arquitectura de Siza una importante proyección internacional. Construyó, entre otros, el Centro Meteorológico de la Villa Olímpica de Barcelona (1992), el Centro Gallego de Arte Contemporáneo (1993) en Santiago de Compostela, el Pabellón de Portugal para la Exposición Universal de Lisboa (1998), la Fundación Serralves (1999) en Oporto, y el Polideportivo Ribera Serrallo (2004) en Cornellà de Llobregat, Cataluña.
  En la actualidad Siza es considerado el arquitecto más reconocido de Portugal, lo que, sumado a los lazos históricos y culturales entre Brasil y Portugal, y las cualidades de los museos de arte que construyó en Portugal y España, fue sin duda decisivo para que se le encargara la construcción del Museo Camargo.

Museo Camargo, Porto Alegre. Foto Mathias Cramer

ARQUITECTURA ESCULTÓRICA. Siza viajó varias veces a Porto Alegre buscando reconocer el lugar elegido para realizar el proyecto: un estrecho terreno, con un escarpado desnivel cubierto de vegetación natural, junto a la Avenida Padre Cacique, frente al Lago Guaíba, en la zona sur de la ciudad. Ya en los primeros bocetos se ve la determinación del arquitecto de conservar la vegetación original, que funcionaría como una cortina de fondo, y de darle a la construcción un marcado carácter escultórico.
  La planta del edificio de cuatro pisos es triangular, con dos paredes en ángulo recto y una tercera pared ondulada que funciona como fachada. El elemento más característico de la construcción son tres rampas de inclinación variada que unen los distintos pisos del museo por fuera del cuerpo principal del edificio. Las despojadas superficies blancas, y los vigorosos volúmenes geométricos – sin notas de color ni elementos decorativos -, dan al conjunto un marcado carácter de escultura modernista, un tipo de arquitectura que debido a ello es caracterizada como “escultórica”.
  Siza diseñó el museo de forma que el visitante pueda comenzar la visita en el piso superior, y luego descender a los niveles inferiores usando las rampas. Una propuesta similar a la del Museo Guggenheim de Nueva York, pero en este caso con salas de exposición y áreas de circulación totalmente diferenciadas. El atrio central abarca la altura total del edificio, y las salas en los diferentes pisos son abiertas por uno de sus lados hacia ese espacio común, lo que permite al visitante tener una visión de conjunto de la organización espacial del edificio.
  La visión estética de Siza es totalizadora: diseñó el edificio como tal, pero también eligió con cuidado los materiales de terminación de los interiores (pisos, paredes, pasamanos, etc.). Incluso diseñó el mobiliario y otros detalles de todas las dependencias del museo, desde el mostrador de entrada, sillas y sillones, hasta las figuras de señalización de los baños.

Miseo Camargo, Porto Alegre. Foto Fábio Del Re

TECNOLOGÍA DE PUNTA. La totalidad del proyecto del Museo Camargo fue concebido en el marco de una estrecha colaboración de la Fundación Iberê Camargo con empresas brasileñas y multinacionales, a las que se ofreció la posibilidad de probar en la práctica el uso de nuevas soluciones técnicas y materiales de alto desarrollo tecnológico.
  Una de las características técnicas más destacadas de la construcción es el uso de hormigón blanco – un tipo de hormigón armado que no necesita pintura ni acabado -, material que fue usado por primera vez en Brasil. El museo es un tipo de “casa inteligente”, con sistemas de ventilación y control de temperatura y humedad computarizados: por ejemplo el sistema de aire acondicionado produce hielo de noche, cuando la energía es más barata, para refrigerar los ambientes durante el día.
  Otro aspecto al que se le ha dado gran importancia en el marco del proyecto es el cuidado del medio ambiente, tanto dentro como fuera del museo. Especialmente importante es la reutilización del agua de lluvia en los baños y otras instalaciones, agua que, luego de ser procesada en una estación de tratamiento de residuos sólidos y líquidos, es usada para regar la vegetación del entorno. La vegetación nativa va a ser preservada, y se planea un sendero de 200 metros para que los visitantes puedan apreciar la naturaleza del lugar.
  El modelo de cooperación entre instituciones y empresas, así como el uso de tecnologías avanzadas, ha atraído a Porto Alegre a visitantes de todo el mundo. Con la inauguración de su nueva sede la Fundación Camargo se presenta como una institución que pretende convertirse en un importante centro de exposición e investigación del arte contemporáneo, un referente para Brasil y toda la región. Y Álvaro Siza reafirma con la culminación de este proyecto su posición como uno de los arquitectos líderes en el diseño y construcción de nuevos museos de arte.
El País Cultural. No. 1009, 13 de marzo de 2009, Montevideo, Uruguay.

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